La histórica ciudad de Cuenca alberga una gran cantidad de tesoros arquitectónicos y culturales para conocer. Uno de ellos es el Puente San Pablo, un puente-viga que fue construido a mediados del siglo XVI sobre la hondonada de la hoz del Huécar, para poder conectar el antiguo Convento de San Pablo con el centro de la ciudad.
La construcción original, con el peso de los años y la acción del clima, se derrumbó. No obstante, varios siglos después –en 1902- el puente volvió a ser restablecido. Esta vez fue diseñado con hierro y madera, según la usanza de ese momento. Tiene 60 metros de largo y su principal valor radica en que representa un punto excelente para tener una vista panorámica de las famosas Casas Colgadas. Ahora ya lo sabe, si quiere descubrir los hermosos tesoros de la ciudad medieval y tomar increíbles fotografías, acérquese hasta el Puente San Pablo.